El boom eólico del 2006 en Estados Unidos aumentó la demanda de energía eólica
Con los costes cayendo por debajo de los de las fuentes convencionales, Estados Unidos tuvo en 2006 su oportunidad única para apostar por las renovables. El descenso del precio de la electricidad generada con turbinas eólicas aumentó enormemente la demanda de energía eólica.
Cuando Austin Energy, la empresa de servicios públicos de Austin, Texas, lanzó su programa GreenChoice en el año 2000, la demanda de energía eólica debía pagar una prima extra. Durante el otoño del 2005, la escalada de los precios de la gasolina elevaron los costes de la electricidad convencional por encima de los de la electricidad generada con el viento, la fuente de la mayor parte de la electricidad verde. Este cruce de las líneas de costes en Austin y en otras comunidades es un hito en Estados Unidos para marcar el cambio hacia una economía basada en la energía renovable.
Finalmente Austin Energy acabó comprando electricidad eólica bajo contratos de diez años con precios fijos, y ofertando este precio estable a sus suscriptores de GreenChoice. Este producto energético con precios fijos resultó tremendamente atractivo para los 388 clientes corporativos de GreenChoice de Austin, incluyendo empresas como Advanced Micro Devices, Dell, IBM, Samsung, y 3M. En Advanced Micro Devices llegaron a ahorrar US$4 millones en la siguiente década contratando esta opción energética. Los distritos escolares también firmaron contratos. El distrito de Round Rock School District por ejemplo, proyectó durante los diez próximos años un ahorro de US$2 millones para los contribuyentes locales.
Una situación similar sucedió en Colorado con Xcel Energy, el mayor suministrador de la electricidad del Estado. Los 33.000 clientes de Xcel de electricidad generada con energía eólica, que hasta el 2005 pagaban cada mes US$6 más por su electricidad, acabaron pagando algo menos que ésos que usan electricidad convencional, que provenía sobre todo del gas natural y del carbón. Para resolver la rápida creciente demanda, Xcel planeó ofertas a constructores de instalaciones eólicas de hasta 775 megavatios de nueva generación, suficiente para proveer de electricidad a hasta 232.000 hogares de Colorado.
El descenso de los costes y el síndrome PIIMBY
Austin Energy y Xcel Energy estaban entre las primeras empresas de servicios públicos que transmitieron el descenso de los costes de la energía del viento a sus clientes. Aunque a corto plazo, la ventaja del precio de la electricidad eólica sobre la convencional pudiera desaparecer debido a que la creciente demanda de clientes “clima-conscientes” pudiera agotar la oferta, incrementando los precios, mientras los precios del gas natural fueran descendiendo de sus últimos máximos del 2005. Pero sin embargo, más a largo plazo y a medida que las reservas de gas natural se agotasen, su precio se proyectaría al alza, lo que aventajaría enormemente a la energía del viento.
El interés por la energía eólica estaba creciendo a la vez que bajaban los costes de producción. Aunque la atención de los medios de comunicación se centraba en las comunidades con una respuesta de “no-en-mi-patio trasero” (NIMBY – not in my backyard) a las turbinas eólicas, como la gran instalación eólica off-shore (mar adentro) prevista en Cape Cod, en la mayor parte del resto del país las granjas eólicas eran recibidas con entusiasmo. Aquí, el síndrome se llama PIIMBY – put it in my backyard (ponlo en mi patio trasero).
Cuando Xcel anunció públicamente que desarrollaría varios cientos de megavatios de generación eólica adicional, captó la atención de las comunidades rancheras del área más ventosa del este de Colorado. En minúsculas ciudades rancheras como Grover, cerca de la frontera de Wyoming, los rancheros dieron la bienvenida a la propuesta de una instalación de viento de 300 MW que cruzaría cerca de 30 ranchos. Con un avanzado diseño de grandes turbinas eólicas que generarían fácilmente el valor de US$100.000 de electricidad por año, incluso un 3% en concepto de derechos daría a los rancheros US$3.000 al año por arrendar un cuarto de acre de sus tierras (cerca de 1.000 m2). Y podrían continuar usando la tierra para el ganado.
Al norte del estado de Nueva York, los granjeros del condado de Lewis, cerca del lago Ontario aceptaron encantados la granja de viento de Maple Ridge de 195 turbinas y los entre US$5.000 a US$10.000 anuales en concepto de derechos que les ofrecieron por cada una de las turbinas instaladas en su tierra. Las comunidades rurales acogieron a las instalaciones de viento porque proporcionaban una renta extra a los granjeros y rancheros, puestos de trabajos cualificados, electricidad barata, e ingresos fiscales adicionales para mejorar las instalaciones escolares y las carreteras.
La entrada de las grandes compañías en el mercado de la energía eólica
La creciente rentabilidad de la energía eólica acabó atrayendo también a los “grandes jugadores”. En el año 2002, General Electric compró Enron Wind, uno de los pocos segmentos rentables de Enron, colocando el diseño avanzado de su turbina eólica en una posición preferente en el mercado mundial de turbinas de viento.
A mediados del 2005, Goldman Sachs compró Zilkha Renewable Energy, una pequeña compañía de desarrollo de instalaciones eólicas. La ahora conocida como Horizon Wind Energy, propiedad completa de Goldman Sachs, que tenía en construcción o en etapas de planeamiento 4.000 megavatios de electricidad eólica, suficiente para proveer de electricidad a 1,2 millones de hogares.
AES, actor internacional principal en la producción eléctrica, utilizó su compra de SeaWest, otra empresa de desarrollo eólico, para posicionarse con fuerza en el sector del viento de Estados Unidos. En 2006 tenía en desarrollo 1.800 megavatios de capacidad de generación eólica. Shell, uno de los licitadores principales para instalaciones eólicas off-shore en el Reino Unido, poseía 315 megavatios de capacidad de generación eólica en los Estados Unidos y ya estaba planeando más. Y BP estaba mapeando áreas en los Estados Unidos donde poder construir cerca de 2.000 megavatios de capacidad de generación eólica.
Las claves de la expansión de las turbinas eólicas
En total, la capacidad de generación eólica en Estados Unidos creció un 36 % en el 2005, alcanzando los 9.149 megavatios. A finales del 2005, había granjas de viento comerciales en 30 estados. En 2006 la capacidad llegó a ampliarse un 50 %.
Después de años de incertidumbre para la industria, cuando el Congreso permitía que el crédito de impuesto para la producción del viento (PTC – production tax credit) caducase varias veces, la extensión del PTC del 2005 hasta el 2007 ha renovado la confianza de los inversionistas en el futuro de la energía del viento. La extensión del PTC, que se diseñó para compensar los subsidios a los combustibles fósiles y a la energía atómica, estaba conduciendo al crecimiento en el número planeado de nuevas granjas de viento.
La situación de la energía eólica en Estados Unidos a partir de 2006
La energía eólica estaba emergiendo como pieza central de la nueva economía de la energía, porque es abundante, barata, inagotable, distribuida extensamente, limpia, y “clima-benigna”. Tres de los 50 estados, – North Dakota, Kansas, y Texas – disponían de bastante energía eólica aprovechable para satisfacer todas las necesidades nacionales de electricidad. El coste de la generación eólica de electricidad había caído de 38¢ por kilovatio-hora a principio de los años 80 a los 4¢ – 6¢ del momento, ofreciendo una fuente casi sin fin de energía barata.
Más allá de esto, estos pozos nunca se secarían. Nadie puede cortar la fuente o encarecer el coste del combustible. Y el viento puede proveer nuestras necesidades energéticas sin afectar el clima de la tierra.